El aliento que rosa tus labios cada vez que le expulsas grita mi nombre. Desde aquí dentro escucho los remolinos de tu boca provenientes de tu vientre. Me encanta hacerte el amor de esta forma -me pone loco.
Puedo besar tu cuello por detrás, someter mis manos entre tus senos y el colchón; puedo acariciar el edén de tu espalda. Bendita sábana que te respira y te bebe, bendito aroma que impregna tu sexo -licor que bebo sin copa y me embriaga- sin resaca para luego. Pongamos un espejo frente a ti para ver tu cara y saborear mis embestidas en tus gestos. Entraré desde atrás y cavaré en lo más profundo de tus ojos, mientras gimes… y explotas.